jueves, 18 de mayo de 2017

Defender la esencia; sólo apto para valientes


Abro Facebook y leo un post de Eva González Mariscal que dice:

"Haz de ti una marca
Potente
Poderosa
De autoridad
Sobresaliente
Reconocida
Visible"

... y siento que tiene razón. Que, desde una dimensión marketiniana, no deja de expresar un deseo de fondo que comparten muchas mujeres hoy en día (permitidme hablar hoy de mujeres, los hombres aún escapan a mi comprensión).

Las redes - como reflejo de la sociedad - están llenas de mensajes de "empoderamiento" hacia la mujer. Citas, talleres, charlas, literatura, conferencias.... instan a la mujer a recuperar su poder, a conectar con su esencia, con su interior e incluso - desde un estilo más mítico- las animan a encontrar "la Diosa que llevan dentro".


Trabajar la seguridad, el interior, descubrir quienes somos en realidad y qué queremos, para no vivir en una constante contradicción entre lo que se siente/ lo que se es y lo que se hace / se muestra. Porque, según muchas voces, son esas contradicciones internas las que nos hacen perder fuerza, poder y seguridad. Son esas contradicciones (o deslealtades hacia una misma) las que dañan nuestra "esencia", que bien podría ser una esencia de marca.

No podemos obviar que toda esta avalancha de mensajes están relacionados con una necesidad profunda que está emergiendo en la sociedad: la necesidad de encontrarse a uno mismo, porque, en el fondo andamos algo perdidos en medio de un proceso de transición  donde muchas mujeres han decidido dejar de aceptar la vida a la que se las había "condenado". Nos habían "entrenado" para ser buenas esposas, buenas amas de casa, buenas madres, buenas "sumisas"... pero nadie nos dijo que ante todo debíamos respetarnos a nosotras mismas, debíamos saber escuchar nuestra voz interior... Y aprender todo esto de mayor no sólo cuesta, sino que requiere desaprender.

Pero este proceso - que algunos llaman "epidemia" - parece ya imparable. Estamos ante una mujer de cada vez más independiente. Una mujer que camina sola por el mundo. Una mujer que está construyendo un nuevo futuro y que cuando empieza a soltar las cadenas de la dependencia, muchas veces, pierde el equilibrio , como aquel que patina por primera vez, .. y es entonces cuando se tiene que "agarrar" a algo,  a lo primero que tiene a mano...que suele ser un cactus que te recuerda que el camino no es fácil, pero tampoco imposible.

Y por eso tanto mensaje. Por eso tanto recordatorio... para que no miremos atrás. Para que soltemos el  maldito cactus que tampoco nos conviene. Para que no lloremos por la "sangre derramada" en ese camino hacia la liberación. Para que no nos culpemos más por ser cómplices de esas heridas y cicatrices. Por muy hipnótico que sea el regocijo en la culpa... el canto de la dulce queja... ese no es el camino. Eso es un callejón sin salida.



Todos esos mensajes cumplen un rol crucial: nos animan a mirar más hacia el interior, entender quienes somos cuando nos liberamos de lo que nos han impuesto o nos han hecho creer... incluso nos ayudan a ser libres de nuestro propio juicio.

Porque una vez nos conozcamos, una vez admitamos nuestros "puntos débiles" con naturalidad, con la misma naturalidad con la que observamos la irregularidad de las nubes, de los árboles, de las flores... Una vez nos perdonemos, una vez entendamos que aunque haya salido "mal" (esto es relativo) lo hicimos todo lo mejor que pudimos... sólo entonces empezaremos a reconectar con nuestro verdadero "yo", con nuestra esencia desnuda. Y en ese punto ya nadie nos podrá dañar, porque entonces sabremos quienes somos, sin excusas, ni máscaras... porque sólo dado ese salto nos aceptaremos y querremos desde una absoluta conciencia. Y sólo ahí podremos ser dignos de nuestra autoridad, sin dejar que nos afecten las críticas y sin echar culpas a los demás - que tampoco lo han podido hacer mejor -.

Hablo de mujeres y hablo de marcas. Es la misma mecánica. Hasta que no descubres cuál es tu esencia, quién eres y quién no. Cómo has de vestirte y cómo no. Qué formatos, packagings, mensajes, símbolos... encajan contigo y cuáles no.
Y una vez sabes quién eres, entonces define cuál es tu target. Porque no vale "cualquiera". Tienes que saber a quién te diriges y, sobre todo, a quién no... porque como dice el refrán "quién mucho abarca poco aprieta", o en otras palabras, dirigirte a "todos" te hace débil e impersonal.

Querida "marca", querida "mujer"... hasta que no estás segura de todo ello... hasta entonces no te empoderas, ni transmites autoridad, reconocimiento o visibilidad.



Por tanto, busquemos siempre la esencia. Dejemos de ser "infieles" a nosotros mismos por la absurda creencia de que así vamos a "vender más".
Enfrentémonos a las críticas, fracasos, pérdidas, verdugos... porque de ellos aprendemos mucho más. Porque nos ayudan a conocer esa parte que nos ocultamos y que una vez la integremos con naturalidad nos hará invencibles.
Dejemos de vivir en contradicción y asumamos el riesgo de defender nuestro verdadero "yo". Aunque nos tachen de "raros", "locos", "tradicionales",, "primitivos" etc, etc, etc... las etiquetas son interminables ya que dependen del punto de vista.
Olvidémonos de los que no nos quieren y nunca nos "comprarán"... ya que esos mismos nunca serán nuestro legítimo target y si alguna vez nos consumen no sabrán apreciar nuestro valor, ni llegarán a entender nunca el mensaje.


No hay comentarios:

Publicar un comentario