viernes, 31 de julio de 2015

Caballeros y damas: dos especies en peligro de extinción


"Cuando un desconocido te regala flores... eso es Impulso".

Este era el claim de un popular spot televisivo de los años 80 en el que se observaba cómo un hombre corría tras una mujer desconocida - gracias en parte a la fragancia que ésta desprendía - a la que perseguía por toda la ciudad hasta encontrarla para regalarle un ramo de flores como símbolo de su amor.



En su época ese tipo de historias eran atractivas, deseadas y románticas. El hombre era claramente el que debía de cumplir el rol de conquistador, el que debía ir corriendo detrás y por supuesto el único que debía arriesgarse a recibir un "no" por respuesta a sus proposiciones.

Sin embargo, hoy en día sólo provocaría incredulidad o incluso burla. No sólo porque el espectador se ha vuelto más exigente y menos ingenuo en términos de publicidad, sino porque los cánones de lo que hace un "caballero" enamorado han cambiado... en parte porque las "damas" también hemos cambiado.

Lo que popularmente se entiende por caballero responde a un código de conducta social en el cual sí que es cierto que se ponen de manifiesto ciertas desigualdades en términos de comportamiento. De este modo, algunas normas básicas de un caballero son:

  • Comportamiento educado en público
  • Tratar con respeto a una mujer: hablarla con educación, procurarle confort (ej. abrirle la puerta al salir del coche, retirar la silla de la mesa para que se siente mejor....), no traicionarla ni engañarla, no airear las intimidades con amigos, alabar sus cualidades, etc.
  • Tener detalles hacia ésta: flores, bombones o joyas en momentos especiales
  • Invitarla a cenar, llevarla al teatro, al cine, a escapadas románticas...
  • Y bueno, si ya tuviera caballo sería un caballero al completo. Pero hoy en día con un coche es suficiente.
Claro, obviamente la caballerosidad suele implicar una desigualdad económica entre ambos donde el hombre suele tener un mayor poder adquisitivo que ésta.

Y una "dama", ¿cómo se supone que debe ser?
  • Discreta,  elegante, incluso un poco tímida (al menos en la esfera pública)
  • Casi virginal, es decir, no se le debe conocer apenas relaciones afectivas más allá de la de su pareja actual. Como decían los Chunguitos: "el cristal cuando se empaña se limpia y vuelve a brillar, la honra de una mocita se mancha y no brilla más.... ni más ni menos, ni más ni menos".
  • Con modales, con saber estar (saber comportarse y relacionarle de manera educada en público)
  • No debe ir nunca detrás de un hombre, debe esperar a que éstos se acerquen (ojo, no quiere decir que no use técnicas para atraerles, pero éstas no deben ser muy evidentes o visibles sino que siempre quedarán en el terreno de lo "no dicho")


¿Qué ocurre hoy en día? ¿Por qué son especies amenazadas en nuestra sociedad? 

Lo cierto es que hay muchos motivos que influyen:

1) La era de las Amazonas o las Vikingas (como dice mi amiga Sandra):

Gracias a los bancos de esperma, a la liberalización moral de la mujer y a la normalización de la incorporación de ésta en el ámbito laboral, la dependencia frente a los hombres se ha minimizado. Ya no se necesita a un hombre para perpetuar la especie. 

De cada vez conozco a más mujeres que optan por la opción de inseminación artificial sin tener pareja. En este sentido, el creciente número de divorcios que existen hoy en día se utiliza como justificación de fondo: buscar pareja para tener hijos ya no es sinónimo de estabilidad, sino que muchas veces se asocia con problemas futuros al tener que coordinarse con el progenitor.

Esto no quiere decir que sea la norma hoy en día. El modelo estándar - lo que la mayoría busca o a lo que se aspira - sigue siendo el de formar pareja y tener hijos (y casarse con vestidazo!!). Sin embargo, en la medida en la que es una opción viable y llevada a cabo por muchas mujeres repercute en la mayor sensación de libertad de éstas. De controlar sus deseos en términos de maternidad con independencia de la idea de crear una familia (un cambio más relevante de lo que podemos pensar).


2) La muerte del príncipe Azul

Hasta Disney - en su último gran éxito como lo es Frozen - pone de manifiesto el fin del príncipe azul donde Hans - el supuesto príncipe azul que aparentemente se enamoraba de Anna - en el fondo sólo era un "trepa" y un traidor (¡menudo chasco, chicas!).
Y es que el mito de príncipe azul o del caballero que se enamora perdidamente de una humilde pero bella dama ha quedado totalmente obsoleto. 
















3) El fin de la "modosita"

Hasta hace bien poco la mujer debía mostrarse correctamente y no ser lo que se denominaba una "buscona". Una mujer "de bien" podía insinuar pero no decir.  Podía sonreír, pero no "descojonarse" de risa porque eso era vulgar. Y nunca, nunca, bajo ningún concepto, la mujer debía ser la primera en declarar nada a un hombre, eso hubiera sido propio de una "fresca" (por no usar otro adjetivo). 

Por tanto la mujer debía reprimir sus deseos y esperar a conseguir lo que quería a través de artes indirectas que muchas veces quedaban frustrados desde tanta y tanta sutilidad.

Pero hoy en día la mujer también reclama sus libertades en este campo de expresión. La mujer deja de ocultarse bajo una pose exigida de timidez y empieza a reclamar lo que desea de un modo más manifiesto y evidente.... Sí que es verdad que a veces resulta demasiado evidente. 

Lo "injusto" del tema es que tanto otras mujeres como muchos hombres siguen penalizando estas actitudes. Cuántas veces no habré oído a hombres quejarse del "peligro" de las mujeres separadas y de lo "a saco" que van. Algo que, por cierto, como bien sabemos, no se enfoca del mismo modo si es el hombre el que lo hace... Claro signo de que aún queda mucho por cambiar en nuestra mente para llegar a una igualdad de género en tantos y tantos campos...

En cualquier caso, el fin de esta mujer más "modosita", va acompañando al fin de las damas.

4) La equiparación económica: "a medias"
Mi admirada Helen Fisher en "Anatomía del amor" utiliza muchos paralelismos entre el comportamiento animal y el humano. Hay un ejemplo que siempre guardo en mi mente y que considero clave en este cambio o pérdida del caballero y la dama.
Según se había observado, la mosca "rastrera" macho (no es que insulte a la pobre mosca, es el tipo de mosca estudiada) en su proceso de cortejo a la mosca hembra la invita a "cenar" a un suculento manjar lleno de todos los insectos que pueda procurar. Esta invitación tiene un claro mensaje de fondo: soy capaz de procurar alimento para toda mi descendencia, cariño.
Hasta ahora, este mismo principio se podía aplicar al ámbito humano, pero desde que la mujer consigue su independencia económica esta necesidad se disipa. Ya no se necesita a un macho que asegure el alimento para la descendencia. 
Esto hace que también se pierda la necesidad de comportarse como un caballero que invita, que abre las puertas del coche o que se quita la chaqueta para que su "amada" no pase frío. 



En fin, existen muchos condicionantes socioeconómicos, cambios éticos y actitudinales que empujan al abismo a la figura de la dama y el caballero.

Pero si os soy sincera... me da pena. Perdonad si sueno moralista.... no lo suelo ser. Pero me da pena que se pierdan estos protocolos o rituales asociados a la caballerosidad o el romanticismo... No por nada, sino porque puede implicar que caminemos hacia una sociedad más fría, directa y donde no se deje espacio a expresar las emociones en forma de "invitaciones a cenar", "invitaciones al cine" o cualquier otra indirecta sutil.. aparentemente ingenua... Desgraciadamente, creo que es algo que avanza, algo irremediable...
Y lo peor es que como el ser humano es tan moldeable nos vamos acostumbrando a estos nuevos hombres y mujeres. No nos damos cuenta de lo que vamos dejando atrás. Por lo que me pregunto: ¿adónde vamos a llegar si prescindimos de protocolos? ¿que pasa cuando "todo vale"?


P.D. Caballeros (si es que queda alguno vivo)... a mí invitadme al cine, no renuncio a perder esa emoción... La cena la puedo pagar yo ;)

sábado, 25 de julio de 2015

La tiranía del "ir a más"


Mientras preparo el desayuno en la cocina escucho un anuncio en TV: "con el tiempo, los blancos se vuelven grises. ¿Y si el nuevo Vanish Gold pudiera cambiar eso?"


Vosotros diréis: ¿y qué tiene este mensaje de especial? ¿no es un anuncio más de detergente o similares? ¿no se basa en la misma estrategia que usan otras muchas marcas como Colon, Ariel o incluso - aplicado a platos y no a ropa - Fairy?

Seguramente sí pero en mí se han activado ciertos pensamientos e incluso recuerdos. Me ha dado qué pensar... quizá no por el contenido del anuncio en sí mismo, ni por su mensaje de producto, sino por la mentalidad que encierra de fondo: avanzar, mejorar, superar, ir a más, no detenerse, no parar... porque ¿parar es estancarse? ¿parar es "morir" en el caso de una marca?


Y de repente recordé el primer día que entré en una empresa en la que trabajé durante muchos años - y a la que tengo especial cariño -. Me había mudado de Barcelona a Madrid. Mi primera experiencia de trabajar tan lejos de mi hogar... y supongo que mis ojos eran muy similares a los de un búho, intentando asimilar de golpe todas las novedades. Y ahí encontré una gente que me arropó enseguida y que me invitaron a que fuera a comer con ellos. Era mi iniciación.

Durante aquella comida varias compañeras me explicaron el alto nivel de exigencia de la empresa y el sistema de los "appraisals" o evaluaciones de rendimiento. Y es ahí cuando empiezan las "historias de miedo": evalúan tu trayectoria y como no lo superes te echan de la empresa. Fulanito y fulanita fueron fulminantemente despedidos en los últimos appraisals porque no fueron capaces de superar el nivel y pasar al siguiente grado de expertise...

Claro, para mi - con mi alto nivel de autoexigencia - fue como una especie de golpe de angustia y presión. ¿Seré capaz de superarlo? Y si no... ¿cómo enfrentarme a que me despidan? A que te digan: no vales, no progresas, no vas a más... ¡Qué agobio sentí!

Luego te das cuenta de que las cosas son más sencillas o naturales que cuando te las cuentan, y que las evaluaciones son un mecanismo que se utilizan para mostrar externamente algo tan intangible como el "progresa adecuadamente".

Sin embargo, siempre me surgió una duda en este mismo campo: ¿y si ese técnico no progresa tal y como se le pide? ¿y si simplemente sigue haciendo sus cosas correctamente pero no tiene aptitudes para pasar de Jefe de Estudios  a Account Manager? ¿y si simplemente lo que no quiere es ser Account Manager porque la parte comercial que implica no va con su estilo? ¿qué pasará entonces? ¿se modifica el puesto? ¿se cambia a la persona? ¿o sale del sistema?

Mi reflexión de fondo es: ¿por qué hay que "progresar" de manera incesante? ¿porque no se acepta que simplemente sigas haciendo bien lo que haces? ¿y por qué hay que hacerlo en una única dirección: a más? Más blanco, más limpio, más rápido, con más vitaminas, con más variedad de sabores, o... bueno... menos calorías, menos grasas.

En el fondo el ir a "más" es la opción más segura desde el continuismo. Digamos que es la mejora más fácil y simple que hay... Es obvio, es directo, es lineal... pero, sinceramente, desde mi perspectiva es "aburrido" e inmovilista. Para mí "ir a más" no es "ir a mejor".

En esta empresa en la que trabajé se daba un gran peso a la innovación: cómo generar procesos de innovación, cómo crear nuevas ideas, cómo apoyar lanzamientos de productos innovadores, etc. Y recuerdo que en muchas presentaciones siempre partíamos de una frase de John Ford - algo así como un gran insight - : "si les hubiera preguntado a mis clientes qué querían, me hubieran dicho que un caballo más rápido"... pero claro, de ese  modo nunca hubiera llegado a crear lo que creó: el primer coche.

Y esta es la clave del progreso para mí, quizá porque siempre me han convencido las teorías "difusionistas" donde el "ir a mejor" implica abrir la mente y recoger inputs ajenos a la categoría, ajenos a tu cultura, ajenos a tu modo de ser. Abrir la mente y romper esquemas. Entender que el "ir a más" se agota en su propia definición... tiene una fecha de caducidad preconcebida ya que de antemano sabemos que llegará un punto en el que física y humanamente no se pueda ir a más.

Y todo este rollo (o "paja mental") para qué, ¿qué quiero decir?  Básicamente para llegar a dos reflexiones:


  1. "Ir a más" no siempre implica una mejora. Incluso ir a más puede suponer ir a menos en la medida en que te enfocas en el más y no ves que lo que se necesita es un cambio, una ruptura. Romper con lo existente para abrir paso a nuevos conceptos. Me explico, tomando el ejemplo de Vanish, si mañana voy al supermercado y veo 4 tipos de Vanish... ya no voy a saber cuál es el que me da "más", miraré el precio y los beneficios que me comunica, pero me confunde y me hace sentir que si realmente ha mejorado la fórmula en el último producto, entonces ¿por qué mantiene el resto? Sin embargo, si el mismo Vanish lanza un nuevo formato, un nuevo sistema o lo que sea, ahí ya sí que tendré una sensación de mejora real (o al menos una intención más valiente de mejora)
  2. "Quedarse dónde se está" (ej. mantener una fórmula, mantenerse en un mismo puesto a nivel laboral, mantener la misma esencia en un logotipo....) no tiene porque ser negativo, ni sinónimo de no avanzar, sino que también puede indicar el haber alcanzado el nivel óptimo.
En definitiva, se trata de entender en cada caso qué es lo necesario. Se trata de que nos independicemos de la "tiranía del ir a más".