martes, 21 de enero de 2014

Más madera

Fuente: www.ribot-barcelona.com

Mientras estaba buscando información sobre un tema al que le vengo dando vueltas ("salvajes de asfalto"), me he encontrado con más ejemplos de los que me esperaba sobre objetos atípicos hechos de madera.

A finales de 2012 las gafas de madera eran toda una novedad. Algunas marcas, como la firma gallega Woodglass o la catalana Ribot lanzaban al mercado unos modelos de gafas con aire vintage fabricados con madera. Otras marcas, como Gucci, también han lanzado más recientemente su versión de gafas con lo que denominan "madera líquida".




Pensé en un momento que era una moda puntual de una categoría concreta. Una manera de romper con lo clásico y esperado para ofrecer algo original con contenido: la mezcla de tecnología o innovación con tradición, artesanía.

Concretamente, es esta conexión con lo artesanal - irremediablemente asociado con lo "auténtico" - lo que destaca la firma Ribot en su página web:

"En una tarde de invierno cuatro amigos de la infancia pasean por el emblemático barrio de Barcelona: El Borne. Entre rincones especiales, lugares con encanto, y pequeños talleres artesanales descubren un antiguo almacén de comercialización de madera que había pertenecido generaciones atrás a uno de los componentes del equipo.

La influencia y el conocimiento que extraen de sus trabajos en el mundo de la moda empieza a bullir junto con el olor a madera recién cortada y tras una lluvia de ideas nace un nuevo concepto de gafa de sol: Ribot Sunglasses." (Fuente: http://ribot-barcelona.com/)

Fuente: www.ribot-barcelona.com

Sin embargo, hace un par de meses, en una breve visita a Londres paseamos por un mini-mercadillo callejero donde volvió a llamarme la atención el uso de la madera en otro tipo de objeto: carcasas para móvil.
Fuente: www.detodounmoco.com

Enseguida me hizo pensar en las gafas y en otros diseños como el de la fragancia Dsquared2 He Wood... y entonces me dio por tirar del hilo de la madera y es ahí donde descubro una amplia variedad de aplicaciones con cierta originalidad:


a) Tecnología de madera: el uso de este material aplicado a la tecnología (más vinculada a materiales "muertos" ya sea acero o plástico) y donde la madera aporta calidad o calidez, además de permitir una clara diferenciación, valores "retro", así como una cierta "conciencia ecológica"

b) Complementos de moda de madera: más allá de las gafas, encontramos botas Dr. Martens nacidas de la unión con David Delfín, hebillas de cinturones de Gucci o relojes Wewood.



Fuente: www.hestar.com.
Suissa Computers y Holz Kontor, mouses inalámbricos Navigator de Genius, botas Dr. Martens, cinturón Gucci

Fuente: www. design-milk.com


No cabe duda que la madera es un material noble y por tanto atemporal. Cuyo aroma (o sensación del mismo) nos puede transportar a otros escenarios y momentos. Que cuenta con un poder simbólico relevante: nos conecta con lo natural, lo ecológico, lo "puro".

No obstante, es el uso "atípico" de este material lo que nos ayuda a reflexionar, a pensar en "algo más". Al no tratarse de una aplicación "esperada" o vista, el usuario o consumidor de dichos productos "habla más" de sí mismo. Expresa no sólo sus gustos, sino su estilo:  conexión con lo retro, vintage, puro, persona original, auténtica, que se preocupa por lo artesano, enfoque más local que global (hasta que no se popularice, claro), etc.

Para poner un ejemplo claro de otra categoría que me contaron una vez (lo malo es que no recuerdo quién... lo siento): si yo voy a un bar y pido un agua, probablemente no diga nada de mí misma; pero si voy a un bar y pido Perrier ya estoy contando cosas de mí, me estoy diferenciando y dando información extra o no esperada. Esto creo que puede ocurrir en este mundo emergente de la madera.

Podría entrar en el uso de cajas de fruta o palets de madera reciclados y convertidos en piezas de diseño, pero considero que en este caso pesa más el valor DIY que el de la mezcla de artesanía e innovación como es en los ejemplos que he usado... quizá en otro post (aunque ya voy tarde).

miércoles, 15 de enero de 2014

"Mi novio es un zombi"




"True Blood", novela de Charlaine Harris popularizada a través de la serie de televisión de HBO, parte de la idea según la cual tras el descubrimiento y posterior comercialización de una sangre sintética los vampiros salen de sus mundos ocultos para integrarse en la sociedad, lo cual resulta de lo más interesante.  A raíz de ahí se produce una explosión de seres mágicos de todos tipos (brujas, hadas, telépatas, hombres lobo, ménades, y un largo etcétera) que interactúan con "normalidad" como cualquier otro ciudadano (aunque cada uno con sus peculiaridades).

Este no es ni mucho menos un tema nuevo. Historias de vampiros, hombres lobo, brujas...  las ha habido siempre, de heho, podemos encontrar referencias a las mismas en numerosas tradiciones populares.

Lo diferente o "nuevo" desde mi punto de vista es la naturalidad - e incluso aspiracionalidad - con la que conviven con nosotros hoy en día. Veamos algunos ejemplos:


  • "Harry Potter" nos acercaba la magia desde la "normalidad", con una perspectiva tan humana que era fácil poderse identificar: la discriminación de los "no puros" (aludiendo al racismo, xenofobia...), los complejos de inferioridad (el no ser perfecto y sufrir por ello), las tramas políticas, la venganza, las injusticias, los tratos de favor... podría seguir y seguir.
  • La saga "Crepúsculo" ("Twitlight") seguía en esta línea dando un paso más: la aspiracionalidad. Edward Cullen - que cualquier chica hubiera querido tener en su instituto - muestra el caso de un espectacular vampiro integrado en su sociedad. Su opción de alimentación "vegetariana" (en un sentido vampírico), fomentaba el acercamiento a lo humano (ya que deja de ser una amenaza). Por tanto, eliminado el lado malvado del vampiro, nos queda todo lo positivo: la belleza, los poderes, la fuerza y sobre todo la inmortalidad.

  • El tema de los zombies no lo domino tanto porque no me gustan en absoluto... salvo la excepción del vídeoclip de "Thriller". No obstante, por lo que me comentaba una amiga, el enfoque de la serie "Walking dead" también nos acerca en la "convivencia"  con estos monstruos, todo bajo una explicación lógica: una epidemia.

  • Por otro lado, la adopción de Halloween a nivel popular o el asentamiento de algunas tribus urbanas (como góticos o emos) cumplen asimismo una función clave en este contexto: tangibilizar la monstruosidad; permitir traspasar el umbral entre la imaginación y lo material.


Pero el hit del momento lo protagoniza el público infantil gracias a las Monster High y todas las secuaces que han aparecido dentro de este universo sobrenatural (como las recién llegadas Princesas Zombies).



Son muñecas "sin alma", que forman parte del universo de la muerte, rodeadas de símbolos de calaveras, ataúdes, etc. Hacen referencia a grandes mitos terroríficos (Frankestein, Drácula, Hombre Lobo, Yeti...) o transgreden el mundo de algodón de los cuentos de hadas (Blancanieves zombie, Cenicienta zombie, Rapunzel zombie...). Y pese a su lado "monstruoso", a sus cicatrices, cuernos, colmillos, restos de sangre... logran superar el plano de lo grotesco para acercarse a lo aceptado, popular o mainstream desde una estética "fashion" que las banaliza o humaniza (en el caso de las Monster). 


Los padres las compran porque las piden los niños, pero los niños las piden porque también les "caen bien" a los padres. Y es más, los adultos (sean o no padres) también pueden sentirse atraídos por estas muñecas como si de objetos de culto se trataran. Existen clubs de fans, foros, páginas de Facebook, e incluso se customizan para su posterior venta en Ebay como si de objetos de arte se trataran.



Tras haber recogido estos pequeños "bones" o piezas, sólo queda reflexionar un poco:

¿Cómo es nuestra relación actual con estos seres sobrenaturales? ¿Qué tipo de monstruosidad es la que buscamos? ¿Qué rol tienen hoy en día?


En la mayoría de los casos que hemos hablado los monstruos son "bellos", con sus "defectos" y sus problemáticas, pero sin perder valor de deseo (como lo sería el Jorobado de Nôtre Dame).
Estos defectos son además los que permiten que se "acerquen" más a nosotros. Me intento explicar con ejemplos:
  • Edward Cullen se siente un "monstruo", es consciente de su condición y sus debilidades. Al lector o espectador - que ya desde la estética del personaje puede sentirse atraído por el mismo-  le hace sentir ternura, cercanía emocional y empatía precisamente por hacerle cómplice de sus debilidades.
  • Alcide Herveux, el Packmaster de los hombres lobo de "True Blood" nos deja ver su lado más humano con todos los problemas sentimentales en los que está sumergido... aunque sin perder un ápice de masculinidad y esencia de todo lo positivo que se espera de un "hombre lobo"
  • Monster High: he escuchado comentarios en los que se argumenta que el hecho de que estas muñecas tengan cicatrices, cuernos, ojeras... hacen que las niñas aprendan a aceptar los "defectos", a reírse de sí mismas y a superar sus problemas con personalidad.  


No obstante, aún falta un elemento clave para entender el éxito de este fenómeno: la transgresión en su justa medida. 
Una transgresión aceptada porque el "monstruo" se ha "humanizado" e incluso "normalizado". Aún así, una transgresión que nos ayuda a soñar y "escapar", a sentirnos "malotes" o "malotas" de igual modo que cuando saltamos al ritmo de Alaska gritando "a quién le importa lo que yo haga" (sobre todo cuando no hemos roto ni un plato en nuestra vida).

En el fondo se trata de un escape emocional. Un sueño onírico. Un deseo de ser inmortal, fuerte, bello, poderoso pese a los posibles defectos. Incluso puede estar relacionado con la necesidad de recuperar algo de esa magia o inocencia perdida por el desencanto social en el que estamos sumidos.

Porque hoy en día, afirmamos alegremente no creer en religiones (con los matices pertinentes), pero eso no está reñido con fantasear con lo sobrenatural.




martes, 14 de enero de 2014

"Picking bones"

Es curioso, hace mucho tiempo escuché una crítica de una amiga sobre mi persona. Decía de mí que le daba demasiadas vueltas a las cosas. Me molesté.... Quizá porque tenía razón. Ahora creo que esa crítica es una ventaja... aunque a veces dolorosa.

Me apasiona observar todo lo que tengo a mi alrededor: lo "normal" y lo "extraño", lo "nuevo" y lo "de siempre". El simple hecho de pasar por una calle y mirar con atención qué tipo de tiendas hay, qué negocios han cerrado y cuáles han abierto, qué cosas tira la gente a la basura, robar listas de compra olvidadas en los supermercados, o de qué habla la gente que tengo a mi lado pero que no conozco de nada... No sé, me hace pensar, reflexionar... creer entender.

Hace años, cuando trabajaba en Research International (actualmente fusionada con TNS), tuve la oportunidad de crear, junto con algunos compañeros/as, una revista de tendencias - intrends - que entregábamos de forma gratuita a nuestros clientes. De manera regular íbamos recogiendo información sobre 10 grandes tendencias que habíamos detectado sin menospreciar ninguna vía: el comentario del "panadero", el folleto publicitario a la salida del metro, la tienda "x" en un determinado barrio... A corto plazo igual parece que no detectas nada, pero cuando vas observando y recopilando, al cabo del tiempo obtienes otra perspectiva, empiezas a "unir" ideas y a reflexionar, a "ver" más allá.

Esa sensación la echo en falta hoy en día. Así que, aunque en solitario, emprendo hoy este camino e invito a todo aquel que me quiera acompañar a observar o reflexionar conmigo.

Mi idea es abrir este espacio para reflexionar, para no dejar en el cajón del olvido esas ideas que han surgido tras ver algo o escuchar una conversación en la calle. Reflexionar sobre tendencias, sobre comportamientos, sobre novedades, sobre cualquier cosa que considere que pueda tener interés. Obviamente mis intereses están condicionados por mi persona, por mi profesión (investigación de mercados) o mi formación (sociología y antropología). Aún así, el campo en el que me muevo es lo suficientemente amplio como para que cualquiera pueda participar.


"Picking bones" son esas pequeñas piezas que vamos encontrando a diario y que nos pueden dar claves para reconstruir toda una historia.