lunes, 22 de diciembre de 2014

Remake o no remake, esa es la cuestión



Recuerdo el sonido armónico y rítmico de unos tacones caminando por un largo y lujoso pasillo.
Una silueta de sirena con un vestido dorado.
Recuerdo una voz.. recuerdo las palabras: "gold is cold"
El vestido y las joyas cayendo... como símbolo de autenticidad. De llegar a la esencia, a lo que importa.
Y como cierre, como clímax final, el producto: "J'adore".

Desde luego es uno de esos anuncios que pasarán a la historia. Por todo su simbolismo. Por toda su magia, su fuerza visual. Su capacidad de transmitir y hacernos sentir - o desear (ser, tener, parecer...) - sin decir. Esa es la clave del éxito de la publicidad.



¿Y por qué recuerdo ahora todo esto?...

Porque con el nuevo remake del anuncio se han - con perdón - "cargado" esta magia.



Lo sutil se ha hecho evidente: el dorado más fuerte, más brillante... De llevar un vestido que parecía hecho de "sombra y luz", fino, que se mimetizaba con la piel... a utilizar un vestido que más bien parece una armadura de la Edad Media.

El escenario: más pomposo, más ostentoso... con esa gran capilla. Frente a aquel pasillo largo, algo tenebroso y por tanto misterioso, algo que te invitaba a descubrir y no sólo a mirar.

La dirección de los pasos: en el antiguo anuncio avanzamos, a paso firme, a paso seguro acompañado al ritmo de los tacones, de la voz, de la firmeza. Vamos junto a ella, caminamos con ella. Pero en el nuevo subimos por una especie de sábana infinita hasta una cúpula que curiosamente está abierta... y me hace pensar en qué pasará cuando llueva... Y es que como no conecto, me vuelvo racional.

No me gusta tanto la idea de subir, o ascender. Se me hace de nuevo más ostentoso. Me parece más seductora la idea de avanzar. Simplemente tomar fuerza y avanzar en lo que cada uno es. Buen mensaje.

Y lo peor: la sensación de falta de ideas, el reutilizar sin aportar cambios, sin hacer avanzar en nada, usando exactamente los mismos recursos y sólo modificando el grado de ostentación evidente, lo cual pierde - en mi opinión - valor de seducción y deseo.

Me pasó algo similar el año pasado con el spot de esta misma marca. Me molestaba verlo. Me ponía los pelos de punta!


Volvemos a lo mismo: retomar un recurso que funcionaba a la perfección  - el vestido y el firme caminar - pero intentando darle una vuelta creativa. ¿Y qué hicieron? ¡Dios! nada más y nada menos que desenterrar a las grandes divas de Hollywood utilizando ¿dobles? ¿momias? ¿efectos digitales? Nunca lo he sabido bien porque siempre me ha producido grima verlo.

No obstante Charlize Theron es maravillosa. No hay quejas respecto a ella.  Magnífico icono de belleza, seguridad, seducción, y muchos puntos suspensivos.

Lo que pienso de todo esto es que cuando se tiene algo que ya está bien, mejor no tocarlo si no es para mejorarlo, aportar algo valioso... realmente valioso o continuar la historia.
Si no es así, todo intento de "copiar" o rescatar algo puede incluso afectar a la imagen ya ganada de la marca.




miércoles, 17 de diciembre de 2014

Carta a los Reyes Magos



Queridos Reyes Magos,

Hace muchos años que sé que sólo sois un reflejo de lo que nos gustaría que existiera.

Cuando mis padres me contaron el engaño me enfadé mucho. Sobre todo porque en el fondo sabía que ellos mismos os hacían el trabajo sucio, pero aún así vivía con la ilusión.

Ahora sé que eso fue lo que más me fastidió: perder la ilusión. O quizás no...

Puede que por un  lado me molestara la magnitud del engaño. Crear unas expectativas muy muy altas para que luego sea todo falso. Los Reyes Magos montan una buena parafernalia: estás 2 meses antes de su viaje de Oriente viendo anuncios para estudiarte bien todo lo que vas a poder pedir, este mismo tiempo estás portándote bien, cambiando tus malos hábitos porque esperas una suculenta recompensa (e idealmente huir de regalos carbonizados)... Luego, como colofón, llega la cabalgata con todos sus lujos y expectación. Y después de años y años alimentando el show, te dicen que es todo un montaje.

Y por otro lado, al destapar el misterio y eliminar todo rastro de magia también te fuerzan a hacerte mayor. Es como un rito de paso que te empuja a entender que ya tienes la "suficiente edad" como para andar con magias e ilusiones "tontas".

Pero entonces me pregunto: ¿hacerse adulto es lo mismo que perder la ilusión? Por lo que veo en mucha gente adulta eso no es así. Entonces, ¿por qué existe ese momento de tener que decir a los niños que los Reyes Magos son los papás?

Ahora soy yo la que tiene que seguir de nuevo la farsa con mis niños ya que no puedo privarles ni de la ilusión ni de la futura decepción. He entendido que es parte del aprendizaje de la vida... en todos los terrenos. Aún así, cuando llegue el momento de destapar el misterio... no estoy segura de lo que haré.

En cuanto a mis deseos, la verdad es que no os pido nada, porque a estas alturas de mi vida sería pedírselo únicamente a mis padres y creo que este año ya me han dado demasiado.

Bueno sí. Os pido una cosa, por si os queda algo de magia: recuperar esa inocencia e ilusión que os llevasteis aquel año.

Un saludo








sábado, 29 de noviembre de 2014

Querer por ver querer....




"Querer por ver querer envidia fuera
si quien lo vio sin ver amar no amara
pues si antes de amar no amar pensara
después no amara, puesto que no amar viera"

Este es un fragmento que aprendí de memoria hace muchos años cuando leí la fantástica obra de Lope de Vega: "El perro del hortelano".

Y lo aprendí porque lo quise entender tan profundamente, que no tuve otro remedio.

Parece un galimatías, pero en el fondo guarda una enorme sencillez: no puedes sentir o ver algo que no existe antes dentro ti.

Esto es lo mismo que dicen que les pasó a los habitantes de las Américas cuando llegaron los barcos de Colón, que no los vieron porque en su mente no existían dichas estructuras mentales. Dicho de otro modo: no entendieron qué era eso que se acercaba a cambiarles su vida.

Sin embargo hay una gran diferencia entre "algo que ya existe en ti" y "ser consciente de que existe".
No sé si me explico. Quizá estoy demasiado filosófica hoy, pero voy a hacer el esfuerzo de apoyar mi reflexión con ejemplos... aunque no sé a dónde me va a llevar este post que me ha surgido de improviso.

Pero... ¿qué más da?! ¡Tampoco me preocupa ni hago daño a nadie! A veces también detesto esa exigencia de que todo tenga que llevar a algún sitio o para algún fin. Tanto que nos burlábamos con mis compañeros de sociología de la frase de mi profesor S. Cardús: "la utilidad de la sociología radica en su inutilidad"... y ahora no sólo la entiendo, sino que la adoro y la comparto.

En fin, sigo.

Muchas veces pienso en el fenómeno del iPhone. Había una discusión entorno a la revolución que creó el iPhone donde se decía que éste se había adelantado a las necesidades de la gente, creando lo que antes no existía.

He estado mucho tiempo de acuerdo con esta idea, pero hoy... no sé por qué empiezo a discrepar.
Quizá el gran Lope de Vega tenga más razón que el señor que dijo esto. Quizá la necesidad ya existía y no se había detectado, no se había entendido o intuido.

Intuido. Esa es muchas veces la clave. Pero la intuición nos da miedo, porque no se puede medir, ni cuantificar. La intuición no se puede probar. No existen gráficos que apoyen el éxito de las intuiciones... Porque lo intuitivo suena a "locura", espontaneidad o incluso - para los más racionales - puede sonar a "brujería".

Sin embargo, al menos en mi trabajo, muchas veces la intuición es lo que te ayuda a "ver" más allá de lo que ves y te muestran. Ese "golpe en el pecho" de la intuición te da muchas claves precisamente porque son pensamientos que no surgen como fruto de la lógica, de lo visible... sino de lo intangible.

Por supuesto luego tendrás que chequear, contrastar, medir y falsear empíricamente si es el caso. Pero si no dejamos que la intuición forme parte del proceso... nunca podremos ver esas necesidades aún no conscientes, aunque sí existentes. Y por tanto, no llegaremos a grandes insights.

Ahí dejo mi "intuición" de hoy... para aquel que la quiera, al menos, escuchar.



lunes, 6 de octubre de 2014

Observación participante como método "turístico"




Este post es bastante diferente al resto porque en vez de partir de ejemplos externos, parte de una experiencia propia. Aún así, creo que es interesante compartir por si alguien se anima a practicarlo, ya que puede ser una manera de observar muy interesante e incluso divertida.

Cuando se viaja por trabajo uno tiene la oportunidad de vivir la ciudad de un modo más "real" (siempre que se disponga de tiempo, claro). Incluso hablando con alguna amiga que viaja mucho me comentaba que a veces disfruta más de las ciudades cuando va de trabajo que cuando viaja por vacaciones.

La diferencia a veces está en la propia obligación que uno se marca:

  • El turista debe visitar "x" sitios, es casi una obligación moral. Hay unas ciertas exigencias que si no se cumplen después pueden recriminarse por el resto de gente que haya visitado dicho lugar (ej. "¿Y no has visitado tal lugar? Eso no te lo has podido perder").
  • Sin embargo, cuando viajas por trabajo esa obligación se disipa, ya que tus prioridades son otras y el resto... dependerá de lo que te ofrezca la ocasión, de la gente que conozcas, etc.


Dicho esto, y sin dar más vueltas, el pasado jueves estaba en Londres y tenía toda la mañana libre, sin un destino fijo donde ir. Ya he visitado varias veces la ciudad y aunque siempre hay algo que ver y descubrir, no me había fijado ninguna meta (ni presión). Así que salí del hotel y empecé a caminar.... y caminar... Como diría Machado: "haciendo camino al andar".

Sin ser consciente ni darme cuenta estaba siguiendo los pasos de tres hombres trajeados. Supongo que como no sabía hacia dónde tirar - y me daba una pereza tremenda coger el mapa (que además me hace sentir un poco torpe y "turista"), pues me dejé arrastrar. Les seguí durante al menos 300 metros y entonces me di cuenta de que si cruzaban, yo también lo hacía, si seguían recto yo seguía... y me sentía acompañada o guiada por la ciudad.




Y fue en ese instante cuando se me ocurrió que podía ser un buen método para descubrir la ciudad desde el sujeto (sus habitantes) y no desde el objeto (sus monumentos, museos, etc.).

Los 3 businessmen llegaron a su oficina y una vez los dejé allí tuve que buscar unos nuevos sustitutos, otros "informantes clave" (como decimos en antropología).




En este caso elegí a una pareja de unos 70 y pico años de edad. Les seguí durante unos 15 minutos hasta que me llevaron a Liverpool Station. Encontrarse de repente una estación como ésta... me fascinó. Sobre todo porque ni lo esperaba ni tenía en mi mente ninguna ida configurada sobre lo que iba a ver. Seguro que si hubiera ido con una idea preconcebida el impacto hubiera sido menor.



Estuve dando un paseo por Liverpool Station hasta que me cansé y empecé a buscar a mi tercera guía. Pensé: he seguido a hombres de negocio, a una pareja mayor.... ahora toca una chica joven. Así que me quedé un rato en la puerta de la estación hasta que encontré una chica que me parecía adecuada para seguir. Y gracias a ella descubrí una tienda que difícilmente hubiera encontrado por casualidad: Paperchase: un paraíso para los que nos gusta el mundo de la papelería y el scrap. No digo más.



Realmente la experiencia fue excitante por varios motivos:

  • Seguir a los protagonistas reales de la ciudad. Los que viven allí, los que conocen su hábitat, los que te pueden mostrar la "normalidad" del día a día... Los "informantes clave" elegidos al azar.
  • La sorpresa de lo inesperado: el encontrar algo cuando no buscas nada, ni esperas nada. Algo mágico para mi.
  • La libertad de dejarse llevar. Caminar, pasear... dejarse llevar y disfrutar de lo que te ofrece la espontaneidad.
Entiendo que no todas las ocasiones permiten una interacción así con las ciudades. La primera visita de cualquier lugar "exige" ciertas visitas pero en la medida de que nos podamos sentir libres... ¿por qué no dejarnos llevar por sus habitantes? Sin pretensiones, sin metas... con la mente abierta. Valorando lo normal y en muchas ocasiones "descubriendo" lugares magníficos que escapan fuera de nuestras rutas habituales o preestablecidas.






sábado, 20 de septiembre de 2014

"Salvajes" de asfalto



Hoy me apetece reflexionar sobre nuestra naturaleza salvaje. No me quiero meter en formalismos, ni en estudios científicos... Sólo pretendo dar forma a algo que viene germinando hace tiempo en mi mente: los "salvajes de asfalto".

Esta semana he tenido alguna que otra visita a médicos, y en todas las visitas largas esperas de más de una hora. Dicen que las esperas desesperan, pero eso sólo ocurre si no les sacas partido. En mi caso he tenido la suerte de disfrutar de la compañía de desconocidos maravillosos.

Justo este viernes coincidí con un camarero de una discoteca famosa de Ibiza. Mientras esperábamos que llegara el doctor, estuvimos charlando sobre cómo había evolucionado la fiesta en Ibiza (donde nunca he estado) y una de las cosas que me contó fue que actualmente existen unas nuevas drogas llamadas "caníbal" (MDPB o metiendioxirovalerona); una sustancia similar a la cocaína que provoca reacciones de extrema violencia en quien la ingiere. 



Médicos y enfermeras de Ibiza han sido mordidos por estos llamados "caníbales" o "zombies" que parecen ser extremadamente agresivos.



Reflexionábamos sobre el sentido o motivación de uso de estas drogas.... porque una cosa es "aguantar" la noche", otra es "desinhibirse"... pero en este caso... no responde a nada de ello, según palabras textuales de este chico de Ibiza: "parecen zombies... dan mucha pena. Yo en mi época de más joven me he podido tomar alguna cosa pero me divertía, pero a esta gente no les ves divertirse ni nada parecido". 

Como siempre una idea te lleva a otra. 

Inmediatamente recuerdo el suceso ocurrido en el Mundial de Fútbol de Brasil. El famoso mordisco del uruguayo Luis Suárez. 
No voy a entrar en polémica en este sentido, simplemente me llamó la atención una vez más cómo mientras la FIFA penalizó al deportista por conducta inapropiada, la sociedad le arropó... vendiendo más camisetas que nunca con su nombre. De alguna manera se premiaba el instinto "salvaje" que el futbolista no pudo controlar.


Llego a pensar que hoy en día, sobre todo para los que vivimos en ciudad, lo "salvaje" está de moda. 
Un nuevo salvaje que nace de la metrópolis pero - curiosamente - se postula en contraposición con la misma. Es decir, la propia crítica contra la ciudad, contra la civilización que oprime los instintos básicos...  permite que a su vez "nazca" este tipo de "salvaje de asfalto" que a su vez apenas tendría sentido en pueblos de montaña o lugares donde se vive en un contacto más directo con la naturaleza.

Entorno a la idea del "salvaje" existe un sinfín de representaciones simbólicas, imágenes, valores e incluso intereses creados que darían como para más de una tesis doctoral. No aspiro a ello ahora mismo.
Por tanto, no voy a partir de un concepto complejo y meticuloso del "salvaje", sino de algunos rasgos básicos que más o menos "todos" conocemos desde la cultura popular, intentando disminuir el sesgo etnocentrista:
  1. Un rasgo clásico, incluido en el propio significado de la palabra tiene que ver con la  cercanía con lo "natural" e "instintivo" (el bosque, la selva, dejarse llevar por las necesidades básicas...)
  2. Por otro lado, relacionado con el punto anterior, lo "salvaje" está menos sometido a las normas sociales (menos susceptibles de domesticación)
  3. A nivel estético la descripción del "salvaje" es más compleja... Pero si tuviéramos que resumirla a nivel popular - eliminando la idea más medieval de "seres monstruosos, deformes" - diríamos que pueden caracterizarse por signos que demuestran cierta rebeldía: cabellos largos, tatuajes, pinturas rituales, plumas u otros ornamentos naturales,  perforaciones... 
  4. A nivel de carácter se le tiende a atribuir fuerza, poder (traducido negativamente en algunos casos desde la "peligrosidad" / "agresividad")
Teniendo estos rasgos en cuenta, he recogido - como vengo haciendo - algunos ejemplos o "bones" que me permiten traducir a este salvaje clásico, en mi "salvaje de asfalto".

Bone 1: La droga caníbal por supuesto puede relacionarse con el carácter atribuido al "salvaje", desde una vertiente algo peyorativa y etnocentrista que tiene que ver con la mencionada agresividad, eso sí.

Bone 2: "Entre la Autosuficiencia y el Back to basics".  Muchos consumidores ya no sólo buscan  conectar con la naturaleza con lo puro, lo original y auténtico. También, de manera paralela, conocer los procesos, sentirse más independientes, entender que los cacahuetes no salen de las bolsas de plástico o ver cómo crecen la tomateras en los balcones de casa...

Los huertos urbanos son un ejemplo en este sentido. De cada vez más vemos como se alquilan parcelas de terreno para que la gente de la ciudad pueda hacer de hortelano. Recuerdo a mi querido profesor Ramón Valdés cuando nos decía: "no os confundáis, la mayor invención del ser humano no es la tecnología, sino la agricultura ya que es la única que permite sustentarnos". Por tanto, este tipo de huertos ponen de manifiesto algo crucial de nuestra humanidad y que tan poco se valora... hasta ahora.

La moda del pan puede considerarse otro ejemplo: numerosos son los libros y los cursos en los que se enseña cómo hacer pan desde la masa madre. Y entorno al pan nacen todos los satélites necesarios: tiendas que ofrecen harinas a granel de todos los tipos, panaderías especializadas en múltiples tipos de panes y bollería artesana,  etc.







O incluso múltiples talleres para aprender técnicas tradicionales de tejer, fabricar una cerveza artesanal, etc. Como los que se organizan en Cantabria para aprender desde la extracción de la lana de las alpacas hasta el obtener la madeja o incluso teñirla (www.alpacascantabria.es)




Bone 3: "Mater Natura". Una tendencia protagonizada fundamentalmente por mujeres; mujeres que desean conectar con su parte más instintiva y salvaje. Mujeres que buscan encontrarse a sí mismas  para explotar su lado más natural. Mujeres que en muchas ocasiones se reúnen para danzar en círculo en plena naturaleza, siguiendo el calendario lunar y organizando rituales de lo más curiosos. Podemos encontrar numerosos ejemplos en este sentido, aunque son grupos más íntimos o incluso con un toque de clandestinidad y secretísimo (algo que les hace más evocadores).

Podemos pensar que estos grupos son minoritarios... puede que lo sean. Pero la idea de fondo, el sentir salvaje de la mujer que desea rescatar su lado animal ("hermanas lobas" como se hacen llamar en muchas ocasiones) es algo más extendido, que conecta con los deseos y que hasta Shakira populariza en sus canciones a nivel masivo.

Grupos de mujeres que buscan la unión con la naturaleza



Bone 4: "Ornamentación ritual" Desde la antigüedad hombres y mujeres se han decorado el cuerpo con pigmentos, escarificaciones o piercings.

Dentro de grupos tribales, este tipo de decoraciones corporales cumplen un rol relevante para distinguir a sus miembros (entrada a la edad adulta, estatus, poder mágico...).








Sin embargo, en nuestra sociedad de asfalto se toman símbolos altamente similares pero con un fin distinto:  distinguirse a si mismo del resto (de las "masas"),  expresar su personalidad... Algo  que dice mucho sobre cómo funcionamos y qué necesitamos.








En definitiva, todos podemos tener algo de ese "salvaje de asfalto". Algunos lo expresan con tatuajes, piercings o escarificaciones. Otros reclaman su contacto más puro con la naturaleza, con los orígenes y la pureza...
En cualquier caso nuestro "salvajismo" pone de manifiesto la necesidad de expresar la individualidad frente a la "masificación", la necesidad de recuperar parte de nuestra esencia que tenemos escondida u oprimida. En definitiva no se trata más que de una manera de "gritar" hacia el exterior reclamando nuestro "yo" auténtico.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Storytelling: el poder de las historias reales

Fuente: Facebook Uruapan Michoacan


Esta mañana, como otras tantas, me he puesto a leer las novedades de Facebook y me ha llamado la atención la historia que compartía una colega mejicana sobre el "poder curativo de las trenzas":

"Decía mi abuela que cuando una mujer se sintiera triste lo mejor que podía hacer era trenzarse el cabello, de esta manera el dolor quedaría atrapado entre los cabellos y no podría llegar hasta el resto del cuerpo; había que tener cuidado de que la tristeza no se metiera en los ojos pues los haría llover, tampoco era bueno dejarla entrar en nuestros labios pues los obligaría a decir cosas que no eran ciertas. Que no se meta entre tus manos- me decía- porque puedes tostar de más el café o dejar cruda la masa.Y es que a la tristeza le gusta el sabor amargo. Cuando te sientas triste niña, trénzate el cabello; atrapa el dolor en la madeja y déjalo escapar cuando el viento del norte pegue con fuerza." (Fuente: Uruapan Michoacan)

Más tarde en la misma mañana, hablando con una amiga he recordado aquella otra anécdota de Lorca que ponía tan de manifiesto la capacidad del poeta de rescatar la belleza de las cosas sencillas, de observar en lo cotidiano, lo mundano, lo ordinario... y otorgarles ese "halo" especial y con encanto que pueden tener. ¡Qué magnifico ejercicio!, ¿verdad?

La anécdota en cuestión era que en una estancia veraniega de Lorca con su amigo Dalí en Cadaqués, ambos fueron invitados a casa de una vecina que, amablemente, sacó una caja de lata de galletas. Al abrirla salieron volando - según el poeta - "mariposas" y según la vecina "polillas". La mujer avergonzada y Lorca entusiasmado por la belleza de la sorpresa, por la libertad que expresaban esos pequeños animalillos.

Recuerdo en este sentido algunos anuncios que recogen  la "magia" de actos sencillos o simplemente humanos, como el famoso spot de Aquarius con Justo Gallego. ¡Qué enternecedor! No me hace falta volverlo a ver para sentir en mi piel la energía que me transmitía... esa emoción que se siente cuando ves a alguien firme, luchando por su pasión incondicional e incondicionada.

https://www.youtube.com/watch?v=wk9jGBjiBZI


De la misma empresa, la marca estrella  - Coca Cola - también utilizaba este recurso para transmitir la belleza de la vida por si misma. Recordemos la campaña de "Estás aquí para ser feliz" con Josep Mascaró de 102 años que con esa voz maravillosa que nos otorga el caminar decía:  "no te entretengas en tonterías, que las hay.... lo único que no te va a gustar de la vida es que te va a parecer demasiado corta".

https://www.youtube.com/watch?v=tzc3FFJDKU8


Son historias sencillas, humanas pero altamente bellas, con las que fácilmente podemos conectar. Historias que nos ayudan a "parar" y pensar aunque sólo sea por un momento que merece la pena mirar en más direcciones que no sólo sea el "mirar hacia el frente" y seguir por inercia. Historias que nos permiten sacar nuestra sensibilidad y emocionarnos, ¿por qué no?  Historias con alma...

El marketing, en este sentido, puede cumplir el mismo rol que el poeta al dejar aflorar el alma de las marcas por encima de los límites del "cuerpo" (o producto). Más allá de la lógica intención de venta, está la capacidad de "hacernos sentir" la esencia de la marca para podernos expresar a través de ella con símbolos, sensaciones o gestos.

Y precisamente es cuando la marca se toma esta libertad de separarse de su cuerpo cuando mejor podemos conectar con ésta, porque sólo en ese momento también somos libres, no necesitamos comprar nada, sólo sentir.

Quien conozca la obra de Lorca de "El Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín" sabrá que éste ya tuvo que sacrificar su vida para que Belisa pudiera disfrutar de su alma, ya que ésta no podía disfrutar de su cuerpo... A veces... sólo a veces... es un sacrificio necesario para conseguir algo positivo.



Por tanto, busquemos historias bellas, historias sencillas... humanas.... Bueno no, no. No las busquemos. Abramos bien los ojos para verlas, porque están delante de nosotros cada día.


sábado, 26 de julio de 2014

"Renovarse o morir" dijo el faisán



Hace poco más de un mes estuve en un cumpleaños en el cual había un faisán en proceso de perder todo su plumaje. Debo confesar que me impactó ver cómo lo más bello de este animal yacía en el fondo de la jaula... como si de desperdicios se trataran.

Me explicaron entonces que era normal que se diera un cambio de plumas lo cual me tranquilizó y me hizo pensar en el mito del ave fénix que renace con más fuerza y poder de las cenizas.

Después he leído más al respecto y he aprendido que los machos, tras la temporada de cría, hacen un cambio de pluma y lo que más me ha llamado la atención es que durante dicho periodo necesitan absoluta tranquilidad y normalidad (por lo cual no montan a las hembras..... jajaja).

Dicen que la naturaleza es sabia... y de ahí que la etología - que estudia el comportamiento animal en su interacción con el medio - nos permite hacer paralelismos con el comportamiento humano, en tanto que animales.

El faisán es un ejemplo extraído de la propia naturaleza que nos puede ayudar a entender esa necesidad constante en nuestra sociedad de "renovación", actualización, "refrescarse".... avanzar frente a la sensación de "estancamiento".

No voy a tratar esta necesidad desde una perspectiva psicológica, no es mi terreno, pero sí voy a tomar algunos ejemplos (o "bones" como les vengo llamando) para reflexionar sobre dicha necesidad.

Bone 1: "Cambio de imagen en un restaurante"





Este ejemplo es un clásico... un elemento recurrente, nada nuevo... casi obvio. Pero imprescindible.

El pasado viernes estuve con mi padre comiendo en un restaurante vietnamita que hay justo debajo de mi casa. Llevo viviendo en esa casa desde 2006 pero sólo ha sido este último año cuando lo he visitado... y en más de una ocasión. Algunos podréis pensar que la propia cercanía hace que el interés se reduzca... parece que apetezca más alejarse de lo cotidiano para disfrutar de un buen momento extraordinario. Pero no. Lo clave en este caso ha sido la remodelación que ha sufrido.... pura imagen... puro cambio de "plumaje". Mismos cocineros, mismos propietarios, mismo menú.... sólo un nuevo espíritu, una nueva imagen y un nuevo "mensaje": estamos "al día", "tenemos estilo" y "no somos un restaurante chino cualquiera".

Este cambio de imagen se da a miles de niveles: en estrategia o posicionamiento de marca,  rediseño del packaging (¡cómo adoro estos estudios!), formulaciones de producto... En cualquier caso, estos cambios, del mismo modo que el faisán, suelen nacer de una situación de "estancamiento" y requieren un proceso bien meditado para llegar de nuevo a lanzar un mensaje al consumidor con credibilidad, fuerza y el suficiente "excitement" como para "reenamorar".

Bone 2: "Adaptación a los nuevos tiempos tecnológicos"
La era digital en la que nos vemos sumidos es imparable. Si bien la autocrítica ante el sentimiento de estar "enganchado" al móvil, a las redes sociales o al WhatsApp nos hace sentir a veces incómodos con nosotros mismos, una vuelta atrás es casi impensable.
En este sentido, muchas marcas lanzan sus tiendas online así como sus páginas en distintas redes sociales para poder estar conectadas con el consumidor en la manera que éste se relaciona y comunica hoy en día.
La no adaptación, el seguir con lo mismo sin "cambiar" el plumaje, puede significar el quedarse fuera del hábitat o mercado.





Bone 3: "Cambio de líder"
Otro ejemplo reciente que creo que viene al caso, aunque en otros niveles, lo recojo de la política, concretamente del PSOE.
Un partido en evidente crisis. Crisis de votos y votantes, crisis de valores, conflictos internos, desencanto externo.... Requería un cambio a diferentes niveles y para ello lo mejor era renovar todo el plumaje.

La llegada de Pedro Sánchez - un "producto" fascinante se mire por donde se mire - aporta al PSOE esa imagen fresca que necesitaba desde un proceso consensuado, meditado y debatido.




En definitiva, "renovarse" forma parte del proceso de adaptación, ya sea a través de cambios puramente físicos (y estéticos) como el cambio de piel,  plumaje, dientes, musculatura, packaging, logotipo..., como a través de cambios más internos y psicológicos.

Lo que he aprendido del faisán son dos cosas que considero muy relevantes:

  • No importa que durante un tiempo todo esté, como vulgarmente se dice, "patas arriba", no importa sentir que estamos "estancados", no importa tanto que las ventas no crezcan.... Lo podemos llevar a muchos terrenos. Lo importante es ser consciente de la necesidad del cambio en el momento correcto y oportuno. 
  • El cambio de plumaje es un proceso que debe afrontarse desde la estabilidad y no desde la precipitación. Una vez detectada la necesidad el camino es imparable pero requiere de un tiempo. Pero ¡ojo!, un cambio brusco de "jaula" también puede hacer que un faisán muera en el proceso, algo que también podemos aplicar a las marcas... aunque éstas vuelen en libertad.

martes, 22 de julio de 2014

Buscando el antídoto a la superficialidad

Siempre me apasionaron las palabras y la manera de describir las emociones de Pedro Salinas - gran poeta español del amor intelectualizado -:

"...Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,irreductible: tú."
Salinas, P.; "La voz a ti debida"

Desde una métrica y unas palabras sencillas, el autor es capaz de lanzar una invitación eufórica para desprenderse de todo lo material, de todo lo que nos constriñe y así poder dejar emerger la esencia o lo que nos hace especiales a cada uno de nosotros.
"Yo no te quiero así, disfrazada de otra", llega a decir el poeta a su "amor"... "te quiero pura, libre, irreductible: tú". Es decir, quiere encontrar lo que la hace diferente, única... especial, y quiere que ella se desprenda de todos los convencionalismos que "tiñen" su esencia.

Aunque se trate de un poema de 1933 su vigencia es absoluta ya que en el fondo lo que plasma es esa necesidad que hoy en día se tiene más que nunca a diferenciarse de las - peyorativamente llamadas - "masas" pero donde en el fondo estamos metidos todos.

Pero bajemos del mundo poético al mundo terrenal..... por mucho que me apetezca quedarme en el primero...

¿Ya?

Esta reflexión de fondo no es nada nueva ni sorprendente, lleva muchos años y tiene aún más lógica en un contexto urbano donde diferenciarse es difícil, donde la que se compra un bañador estampado en Zara o H&M corre el alto "riesgo" de verse duplicada en la playa con otro cuerpo y otra cara -como diría Alejandro Sanz-. Donde se cantan las mismas canciones, se ven las mismas películas, se siguen a los mismos artistas, las mismas tendencias culinarias, nos hacemos los mismos "selfies" en los mismos lugares turísticos y con los mismos gestos... porque nos gusta "formar parte",  "estar al día", porque necesitamos "participar en la sociedad".... porque formamos parte de un grupo, y eso - si se me permite la expresión - es casi indiscutible y no criticable.

No obstante, como siempre, llega un punto de inflexión,  rebeldía. Un momento en el que nos detenemos porque nos sentimos "vacíos", "superficiales" o que de alguna manera hemos perdido nuestra autenticidad. Y en este contexto encajo la actual tendencia de "au naturel" que vengo observando desde diferentes vías.

Son muy escasos y pequeños los "bones" que he recogido para reflexionar sobre esta tendencia, pero aún así espero que nos puedan ayudar a pensar un poco más sobre qué está pasando hoy en día.

Bone 1: "Todos contra la superficialidad de Photoshop"

Quién me conoce sabe que Facebook me sirve como compañero de trabajo (¡ay! ¡la soledad de los autónomos postrados ante un ordenador a quién no cantan los poetas!!). 
Estas u otras redes sociales se convierten en una fuente indiscutible de consulta para "ver" en perspectiva qué se está moviendo por fuera y por dentro de las personas...  

Dicho esto, últimamente no hago más que ver vídeos donde se "denuncia la mentira" de Photoshop, que alarga piernas, quita imperfecciones, te retoca la estructura ósea.... o te transforma en una pizza!!.

Estos vídeos son una invitación a poner freno a la irrealidad de esta herramienta. Se denuncia que Photoshop está marcando uno estándares de belleza irreales que perjudican a la autopercepción (especialmente en la mujer). 

A través de numerosos ejemplos se desmitifican a las actrices, modelos que aparecen en revistas y pantallas con el fin de quitar presión y también de reclamar la belleza de lo natural o auténtico. Y de manera paulatina, algunos de estos personajes famosos también deciden empezar a romper con la tiranía del Photoshop en busca de transmitir unos valores más cercanos a la naturalidad (que suelen tener más capacidad de generar empatía).




Bone 2: "No make up"
Anoche me puse a echar un ojo a algunas fuentes que sigo y me llamó la atención que la  tendencia de "naturalizar" empieza a pisar fuerte en más terrenos, como es el caso de los famosos selfies.
El artículo que leí (de H&M Life; "Au Naturel") empezaba diciendo:
"Las celebridades y modelos ya han revelado su verdadera forma de ser. ¿Eres suficientemente valiente como para sumarte a la tendencia #nomakeup?"
Son palabras muy significativas porque no hablamos de la "superficie", sino del "fondo": "una verdadera forma de ser", de la "valentía" y en el fondo de la autenticidad que trata de contagiarse y teñir las redes sociales.


Bone 3: "Nude Cakes"
El tercer ejemplo es más simple... incluso puede parecer "tonto"... pero sinceramente, no creo que lo sea.
Algunos de las y los que nos hemos metido en tendencias reposteras y hemos disfrutado y sufrido el mundo del fondant, los cupcakes y toda la magia y fantasía que lo rodea, empezamos a estar un poco saturados de tanto..... asúuuuuuuuucar (besos a la gran Celia... esté dónde esté).
Tartas que tardan semanas en construirse, obras de arquitectura efímeras... más bellas por fuera que por dentro. ¿Estamos cansados de ellas? ¿se han masificado tanto que ya nos aburren?

Fuente: Pinterest

En parte el surgimiento de pasteles sin cobertura, desnudos, transparentes.... pero no por ello menos deliciosos apunta nuevamente a esta tendencia, esta necesidad de huir de lo superficial y buscar la pureza, la esencia... y no nos olvidemos: la diferenciación y el sentirse especial, aunque dentro del grupo.

En el fondo estamos buscando ese lado salvaje que perdimos una vez, que maquillamos otra y que ahora toca rescatar de nuevo... Somos salvajes de asfalto en busca de nuestro lado natural, sin renunciar - de momento - al alquitrán. 

miércoles, 30 de abril de 2014

"Yes, I can"



Corren tiempos de necesidad de creer en la capacidad de uno mismo para transformar lo que no nos gusta o para conseguir nuestros objetivos: el famoso "yes we can" de Obama que se traslada no sólo a nivel de colectivo, sino a nivel personal.

Esta idea o actitud abarca múltiples esferas. Una de las clásicas ha sido la referente a los denominados libros de autoayuda que cada vez se hacen con un hueco más amplio y definido en las secciones de las librerías. Son numerosas las publicaciones en este sentido. Por poner uno de los ejemplos más conocidos podríamos hablar del libro "The Secret" cuyo principal postulado se resumiría en la capacidad de influencia del pensamiento positivo  en las metas personales.


Pero la  idea de fondo va más allá del pensamiento positivo: se trata de apostar por una mentalidad  en la que el sujeto es el dueño indiscutible de su destino. Dejamos de ser pasivos, de aceptar lo que "nos viene" en la vida para  asumir el mando, y en consecuencia la responsabilidad sobre lo que nos ocurre (para bien y para mal, aunque nos enfoquemos menos en lo segundo).

A priori, este tipo de pensamiento no se había visto de manera tan intensa o propagada en nuestra cultura. Quizá en parte por nuestra base católica que - como filosofía o pensamiento de fondo - nos configura como seres que aceptamos nuestro destino marcado por fuerzas ajenas a nuestra voluntad (no me refiero a que seamos católicos practicantes, sino a esos principios católicos configuran nuestra mentalidad o cultura sin que seamos conscientes de ello).

No obstante, no sólo por la "rebelión" actual contra la religión católica, sino también quizá por estar ante una creciente sensación de desamparo  por el resquebrajamiento de la llamada sociedad del bienestar, el individuo puede sentirse en consecuencia más preparado para aceptar esa responsabilidad y ese "poder" de ser "dueño" de su destino a través de sus actos. Más preparado para actuar y reaccionar porque hoy en día, en muchos casos, "hacer algo" se convierte en algo vital y de supervivencia.

Las recientes "victorias del pueblo" como en casos de la lucha por el tema de preferentes, el caso del Gamonal o la Marea Blanca contra la privatización de la sanidad en Madrid suponen, por otro lado,  una inyección de autoconvencimiento de este "yes we can". Con ellas se legitima y refuerza esa idea de lucha, de capacidad de aceptar una responsabilidad en el destino y poder modificar un resultado en vez de aceptar a pies juntillas un hecho cualquiera.

Así pues, estamos en un punto donde no sólo empezamos a sentirnos que "podemos", sino dónde además vemos resultados positivos que nos demuestran que "sí podemos".

Pero esta pequeña reflexión estaría huérfana si no habláramos de uno de los grandes facilitadores de este pensamiento: las redes sociales.
Facebook, Twitter, Instagram, Pinterest, Linkedin o incluso muchos blogs personales cuentan con capacidad de convertirse en  motores difusores de esta mentalidad. No sólo ayudan a crear grupos, compartir ideas y nutrirlas, debatirlas para entender cuál es el mejor enfoque, etc. Sino que sobre todo facilitan la visibilidad de mensajes como los siguientes (recogidos de Facebook):





Fuente: http://imagenesparacompartirfb.com/


Fuente: http://imagenesparacompartirfb.com/




Y es la visibilidad de mensajes como estos, mensajes que aparecen como un goteo constante en nuestras redes sociales, repetidos a modo de mantra, mensajes visibles (ilustrados, simpáticos, que "nos tocan"), mensajes casi tangibles y fáciles de aplicarnos, los que van esculpiendo poco a poco esa nueva mentalidad en la que hay que creer para que sea efectiva. 


En mayor o menor medida, esta actitud puede tener implicaciones a diferentes esferas, siendo una de ellas el mundo del marketing. 
Nos encontramos ante un consumidor cada vez más consciente de su individualidad y de su capacidad de participar o modificar las cosas.
Ya no sólo se trata de la  customización - que sigue siendo una tendencia vigente y en crecimiento - sino de la capacidad que va adquiriendo el consumidor para glorificar, identificarse, criticar o incluso presionar a una marca. En las relaciones siempre hay penas y glorias.

Utilizar el poder de creer en uno mismo como insight es algo que se utiliza en varias campañas. Un ejemplo reciente es el de "Parches" de  Dove,  donde refuerzan la idea de que la belleza es un estado de autoconfianza, más que un valor objetivo.




Pero por otro lado,  las redes sociales, así como grupos como www.change.org, permiten dar voz a consumidores cada vez más conscientes de su poder y que quieren denunciar algo o luchar contra alguna causa concreta.

Solicitud a través de change.org


Cada vez es más fácil crear grupos de presión  ante los cuales las marcas no pueden ser indiferentes, especialmente cuando existe un componente moral de trasfondo (como en el caso de las fábricas textiles de Bangladesh o el de "La Noria" de Telecinco). 






miércoles, 12 de marzo de 2014

En busca de lo "auténtico"


Hace algún tiempo estaba viendo en Facebook unas ideas sobre diferentes muebles y decoraciones hechas a base de  palets reciclados. Seguro que en estos últimos tiempos todos hemos visto algo así tanto con palets como con cajas de fruta, con neumáticos de coches o incluso sillas viejas...




A parte de curiosear la idea en sí, lo que más me llamó la atención fue una pequeña discusión que se desencadenó en los comentarios que aparecen relacionados: una persona preguntaba dónde podía comprar esos palets, algunos le daban direcciones o ideas de dónde conseguirlas. Hasta que llegó otro que le aclaraba que la verdadera intención tras esos diseños tenía que ver con  el reciclaje, con una mentalidad y que, por tanto, comprarlos no tenía sentido.

En resumen,  si para poder hacer alguna de estas ideas se compran los palets (o las cajas de fruta, o los neumáticos…) el resultado pierde  valor del reciclaje, y en consecuencia pierde  autenticidad.
Ejemplo de un kit para transformar una caja de frutas dónde se puede comprar dicha caja
junto con el resto de utensilios (www. handbox.es)

Entonces….
  • ¿De qué manera se puede obtener algo auténtico? 
  • Lo auténtico ¿tiene que ser natural, espontáneo, improvisado?
  • Para que algo que compras se considere "auténtico" ¿debe existir una historia, una vivencia, una interacción? 
  • Lo auténtico, ¿reside sólo en el objeto?

Está claro que estas modas y gustos estéticos a los que me he referido nacen de una voluntad de reciclaje, un interés de recuperar o reinventar el uso de un objeto con capacidad de poder ser percibido como "auténtico".  Pero lo cierto es que una vez estos proyectos se han lanzado al público - y se han acogido con cierto entusiasmo - surgen numerosos productos que nada tienen que ver con el económico reciclaje, sino con el mundo del diseño o incluso lo prefabricado.

Se adopta lo "auténtico" desde su plano estético creando códigos fáciles de detectar pero perdiendo "autenticidad" en el proceso. Se genera por tanto lo que podría denominarse  una autenticidad externa o de vitrina que si bien sirve para comunicar un cierto estilo o valores, también puede sacrificar espontaneidad o naturalidad.

Ejemplo: zapatería SoleRebels  (www.ecomobiliario.com)

Taller Artesanía ME4t (foto propia): las cajas
de madera se alquilan como expositores 




Un segundo ejemplo de reflexión sobre el tema de la autenticidad tiene que ver con el mundo de la segunda mano desde la comparación entre dos mercados de Barcelona: el renovado mercado de Els Encants, y el mercado de Sant Antoni.

Els Encants: uno de los mercados más antiguos de Europa que recientemente se ha renovado. Es un mercado que combina tradición y modernidad de un modo - en mi opinión - bastante equilibrado. Existen numerosos puestos donde encontramos objetos de todo tipo segunda mano rescatados o recogidos por los vendedores: pueden estar en buen estado, pero también pueden estar rotos, sucios, etc.
Visitar estos mercados implica en muchos casos que el consumidor encuentra más que busca… Uno no sabe lo que se va a encontrar y por tanto se puede ver sorprendido por la oferta.


El sentimiento que se experimenta cuando se encuentra algo de interés en la zona de venta más caótica (puestos a ras de suelo)  está relacionado en gran medida con la "autenticidad". 



¿De dónde proviene este sentimiento de autenticidad?

Algunas de las claves que podrían estar relacionadas con este sentimiento provendrían de:

  • El propio entorno y colocación del objeto comprado (tirado en el suelo, sucio, desgastado…) está indicando indirectamente al consumidor que no está "pretendiendo", no busca mostrarse o venderse. 
  • El comprador  puede sentir que lo que compra es algo más "vivo" con una historia detrás que en general desconoce.
  • En muchos casos el objeto es "único". No quiere decir que no haya otro igual, sino que lo que se suele vender no son producciones en serie, son objetos sueltos que se encuentran los propios vendedores. Por tanto hay lo que hay y si falta algo no se puede esperar a la semana que viene a que lo hayan repuesto.




En el mismo mercado encontramos otras tiendas con objetos variados, pero que en contraste pierden autenticidad. 
Si bien muchas de estas tiendas tratan de conservar ese estilo (estético) "auténtico" a través de objetos como máquinas de escribir antiguas o maletas de los años '20, ni los precios ni la espontaneidad con la que se interactúa con el comprador es la misma. En estos espacios  la sensación que se obtiene es la de cualquier tienda estándar: todo medido, todo bien colocado, precios bien visibles,  etc. 


Cojamos el ejemplo de la maleta que aparece en la fotografía: pudiera ser que el mismo objeto se encontrara en un puesto a ras de suelo o en la tienda (dónde se encontraba). La experiencia y valoración del objeto no sería la misma. En el primer caso se viviría a modo de "hallazgo de algo auténtico" e incluso único; mientras que en el segundo caso se vive como algo estético, "vintage", donde el comprador apenas requiere interactuar más con el objeto para adecuarlo porque ya ha sido "maquillado", perdiendo por esa autenticidad del primer caso.








El Mercat Sant Antoni es el segundo ejemplo que utilizaré para ahondar más en el valor de "autenticidad" o más bien falta de la misma.
Recordaba este mercado como un lugar de encuentro entre coleccionistas, donde poderte sorprender con publicaciones (libros, revistas, discos, postales…)  que no encuentras en otros lugares de manera asequible o accesible.
Fuente fotografía: http://laregencemanureus.blogspot.com.es


Fuente fotografía: http://laregencemanureus.blogspot.com.es

Todavía mantiene ese vínculo con los coleccionistas, pero el consumidor genérico que busca sorprenderse con algún libro o publicación inesperada puede sentir cierta decepción en su visita por dos motivos:

  • Apenas hay "hallazgos" imprevistos. Lo que se encuentra un día puede ser encontrado a la semana o al mes siguiente (oferta estática) perdiendo por tanto parte de espontaneidad e impulso de compra (bajo la idea de que "la próxima vez que vuelva seguirá estando")
  • Una oferta de títulos paralela a la de las librerías estándar, con precios altamente similares.
  • Y finalmente cuando se encuentra algo diferente, con valor de "auténtico" (libros antiguos, láminas viejas, acciones de los años 20, postales escritas…) en muchos casos los precios elevados recuerdan a los que se pueden encontrar en cualquier anticuario.
De acuerdo con esto el Mercat de Sant Antoni, bajo mi punto de vista y experiencia personal, pierde autenticidad.


Con todo esto podemos ir esbozando algunas ideas clave sobre lo que hace que un producto pueda percibirse con más intensidad (ya que considero que puede ser algo graduable) como algo auténtico:
  • El origen del producto: en función del producto esto puede relacionarse con su antigüedad, pero en otro tipo de productos tendrá que ver con su materia prima (ej. palets reciclados). Cuanto mayor "pureza" o naturalidad, mayor autenticidad.
  • Proceso de elaboración: puede estar muy relacionada con el origen en función del producto o categoría. Su relación con la autenticidad puede medirse en términos de los pasos e intermediarios que han intervenido en la elaboración. Cuantos menos pasos e intermediarios en este proceso, más pureza / originalidad y por tanto más autenticidad.
  • El valor "ético" o "alma" del producto: algo que tiene que ver con la mentalidad de fondo sea el reciclaje, el DIY… En el fondo se trata de una cuestión de sentimiento, de expresar una mentalidad o incluso unos valores.
  • El valor estético: se considera un signo externo que ayuda a detectar o incluso a "sentir" dicha autenticidad. Los códigos estéticos están igualmente relacionados en la mayoría de casos con el propio origen  y naturalidad.
  • El entorno del objeto: el modo cómo se presenta o muestra también da indicación al consumidor de lo auténtico que puede ser un objeto. Todo producto en su contexto, pero dónde este contexto evite transmitir la sensación de algo calculado, premeditado, artificial.
  • El valor de la espontaneidad: lo auténtico es sinónimo de lo genuino, lo original, lo puro… sentir que la propia compra nace como fruto de lo espontáneo, de lo no premeditado… Sentir que  no se compra sino que se encuentra.

Puede que existan más factores que ayuden a medir la autenticidad, así que seguiremos observando y recogiendo ejemplos. Mientras tanto, frente a una petaca limpia y pulcra disponible en Tiger, me quedo con esta otra que encontré (al mismo precio) en el mercado de Els Encants… siento que ha vivido más y que no la he encontrado yo a ella, sino ella a mí. Total… no la voy a usar.